El cuerpo y la biología habla su propio lenguaje, y el hecho de ser conscientes de la interconexión existente entre la mente y su cuerpo, nos permite descubrir el mensaje lógico, biológico e inteligente que subyace trasla enfermedad o disfunción de cualquier tipo.

Nuestro propósito es tener una perspectiva más amplia del malestar y, por lo tanto, de la solución. Una mirada más profunda del síntoma puede aportar la comprensión de cómo, por ejemplo, un conflicto de supervivencia se ha transformado en una gastritis; un conflicto de falta de protección ha causado una psoriasis; o cómo la pérdida de la herencia de un abuelo ha derivado en un programa de escasez económica o en una patología del páncreas.

Si bien el acompañamiento desde la Psicosomática Integrativa requiere conocer mínimamente las bases biológicas que la sustentan, cabe decir que este enfoque o acompañamiento emocional va más allá de un diccionario de emociones y síntomas. Requiere, en realidad, del despliegue de la capacidad de preguntar, de ir más allá de lo aparente, así como de “leer metafóricamente”los síntomas. Se trata de un enfoque tan profundo como complejo.

Para iniciarnos en las bases de la Psicosomática Integrativa, nos asomaremos a los estudios que muestran la influencia de los pensamientos y las emociones en la biología. Veremos, asimismo, como las células, el código genético, e incluso los neurotransmisores, se ven continuamente influenciados por nuestros pensamientos y creencias, los cuales generan vibraciones y ondas que interactúan con las moléculas de nuestro cuerpo. (Véase Biología de la creencia del Dr. Bruce Lipton).

La Psicosomática Integrativa: una mirada integradora 

Convendrá que ampliemos nuestra visión integrando las perspectivas aportadas por la psicología, la medicina tradicional y convencional, la neurociencia y la psicosomática. Qué duda cabe que esta visión integradora proporciona una mirada progresivamente más holística de los desequilibrios que los seres humanos enfrentamos.

A través de la Psicosomática Integrativa, la persona puede no sólo encontrar soluciones que contribuyan a una mejora en su salud, sino además ver ampliado su crecimiento interior, expandir la conciencia, vivir desde una mayor libertad y responsabilidad sobre los propios hábitos mentales o emocionales. En este sentido, se puede afirmar que es posible reeducarnos, reaprender y liberar ciertos programas inconscientes, que lastran nuestro camino, minando al mismo tiempo el bienestar. Cada vez más especialistas se atreven a explicar la salud desde esta perspectiva. (Véase entrevista al Dr. Karmelo en  https://www.lavanguardia.com/lacontra/20180913/451783599527/o-estas-en-el-crear-o-en-el-destruir-no-hay-termino-medio.html).

Tal vez precisamente en esto radica una de las diferencias entre la psicosomática y la medicina estrictamente mecanicista: mientras que la segunda se enfoca en erradicar la enfermedad, por creer que ésta es la única causa desencadenante del malestar; la primera trata de mirar más allá, queriendo comprender qué “programas inconscientes” y conflictos emocionales llevaron al cuerpo a enfermar. Desde esta perspectiva, la enfermedad sería el reflejo de una alteración de la armonía original.

Existe una anécdota clásica de cómo se resuelve un problema erradicando tan sólo el síntoma, sin buscar la causa:

Un hombre conducía su coche por una carretera, cuando de repente se encendió una bombilla roja… ¡el indicador del motor! El conductor paró inmediatamente, preocupado por la posible avería. Qué casualidad que, unos metros más allá, hubiera un taller mecánico. El hombre acudió rápidamente; explicó la situación al mecánico, y dejó el automóvil en sus manos. 

Un rato después, el buen hombre se acercó al mecánico para preguntarle acerca del diagnóstico, y cuál fue su sorpresa ante la respuesta de éste: 

– Su coche ya está arreglado. 

– ¿Qué le ha ocurrido? ¿cuál era la avería? -preguntó el hombre.

Bueno, como usted mismo ha podido comprobar, se ha encendido una luz roja. Con tan sólo desconectar esa luz, ¡el problema se ha resuelto!

La Psicosomática Integrativa reconoce e integra los hallazgos de las múltiples escuelas de medicina psicosomática, al mismo tiempo, aporta la experiencia y el conocimiento propios del ámbito de la Psicología Transpersonal.

Todas las escuelas tienen en común, más allá de sus diferencias, la premisa central de que los conflictos no resueltos se programan, codifican o se graban en el inconsciente en diversos momentos del tiempo. Éstos se manifestarán más tarde como patologías físicas, mentales o conductuales. La sanación consistirá, por tanto, en recodificar estas vivencias, desprogramarlas o reprogramarlas, para que la persona recupere su estado natural de armonía.

No obstante, es importante tener en cuenta que la Psicosomática Integrativa no pretende “curar” al paciente; ya que creemos que es la propia naturaleza la que aporta la fuerza curativa y benéfica, si la dejamos actuar, recuperando la coherencia vital. Como dice la filosofía naturopática, hay que usar la Fuerza curativa de la propia naturaleza: “vis medicatrix naturae”.

Los Propósitos de la Psicosomática Integrativa

 *    La comprensión del sentido biológico de la enfermedad.

* Una mirada amplia hacia el síntoma, como manifestación de un conflicto psicoemocional.

*   La identificación de creencias, emociones y hábitos generadoras de conflicto. Y la elección de unas nuevas que faciliten un estado de bienestar y salud.

*    La expansión de la autoconciencia y responsabilidad, si es posible, ampliando la identidad hasta los niveles transpersonales.