Tenemos el placer de entrevistar a Brigitte Champetier de Ribes, psicóloga clínica, fundadora y directora del Instituto de Constelaciones Familiares en Madrid. Nació en Marruecos; a los ocho años fue a vivir a París; en 1973 vino a España, donde reside con su familia y fue catedrática de bachillerato durante veinte años. Difunde, con el apoyo de su creador, Bert Hellinger, el conocimiento sobre las constelaciones familiares. Es terapeuta y escritora y realiza un valioso trabajo de enseñanza de esta metodología. Las constelaciones permiten tomar conciencia de nuestro lugar en el mundo y en la familia, y proyectarnos sanamente hacia la vida.
¿En qué medida heredamos comportamientos, deudas o «programas» de nuestros ancestros? ¿Qué sentido tiene esto para la vida?
Nuestros cromosomas nos transmiten la información del ADN de cada uno de nuestros padres. No podemos escapar de nuestra biología, pero sí transformarla.
Heredamos los comportamientos y facultades de nuestros ancestros. Es un gran regalo de la vida. No tenemos que volver a crearlo todo al nacer.
Sin embargo, hay más que la biología: está lo sistémico y la resonancia. Por nuestra estructura sistémica vivimos en interrelación con todos los demás, con los presentes como con los antepasados, a los que estamos ligados a través de tres grandes principios: el orden jerárquico, el equilibrio entre dar y recibir y el derecho de pertenencia de todos. Cuando en una generación existe una transgresión de estos principios, un descendiente será designado para compensar lo que el ancestro no hizo.
En cuanto a la resonancia, otro incalculable regalo de algo más grande, hace que todos estén siempre informados de todo lo que viven los demás, y en ciertas circunstancias, esta misma resonancia provoca la imitación instintiva de comportamientos de personas desconocidas.
Dices que a menudo Bert Hellinger, creador de esta metodología, se define como filósofo. ¿Cómo se pasó de la terapia a la filosofía en el ámbito de las constelaciones?
Todos nuestros actos dependen de nuestra manera de ver la vida. Esto es particularmente cierto con las psicoterapias o herramientas de ayuda. Todas dependen de la filosofía del que las emplea, y conforme uno cambia de creencias o de visión sobre la vida, va adaptando espontáneamente sus herramientas de ayuda.
Hellinger no se pasa de la filosofía a la terapia, sino que es filósofo, y de su visión de la vida surge la herramienta correspondiente.
Para aquellos que no las conocen, ¿qué es realmente una constelación? ¿Cuál es su alcance terapéutico?
Se parte del principio de que en el espacio, y por tanto, en nosotros, está toda la información. Si alguien tiene un problema, una persona «representará» ese problema, sin intención ni emoción, y de esta simple representación surgirá la realidad de ese problema: las relaciones que crearon ese problema.
Y observamos que todo vuelve a lo mismo, a relaciones familiares desordenadas, a principios sistémicos transgredidos inconscientemente, al no respeto al padre o a la madre…
El movimiento espontáneo de los representantes es siempre hacia una reconciliación con la vida; por lo tanto, hacia la sanación o resolución de los problemas planteados.
Las constelaciones aportan fundamentalmente bienestar en la vida de las personas. La visión de la vida de estas personas cambia, y esto mismo, a su vez trae sanación. Muchos problemas se transforman o desaparecen: enfermedades, deudas, soledad, falta de trabajo, comportamientos nocivos, etc.
¿En qué se parecen a una meditación?
Cuanto más conectados con algo mayor están el constelador, el cliente y los representantes, más eficaz es la constelación. Esa conexión es una meditación…
¿Por qué se dice que las constelaciones son fenomenológicas?
La actitud fenomenológica busca descubrir la realidad debajo de las apariencias. La representación del problema del cliente es un acto fenomenológico, pues el representante se deja llevar por la energía del campo, sin saber qué hace, sin comprender, sin intención, sin emoción y sin hábitos (no repite ningún gesto aprendido). Y de este dejar hacer nace la realidad profunda, el fenómeno del problema o de su solución.
Las constelaciones son una apertura de la conciencia a la realidad fenomenológica de los sufrimientos de los clientes. Bert Hellinger sabía que todo era sistémico y comprendió poco a poco que la representación permitía descubrir las dinámicas sistémicas transgeneracionales profundas (lo fenomenológico) que provocan los sufrimientos de los seres humanos.
Muchos se preguntan qué evidencias científicas pueden explicarlas, aunque todo el que lo ha vivido sabe que algo está funcionando ahí… ¿Qué descubrimientos científicos podrían explicar su eficacia?
Las ciencias humanas no se miden sobre el mismo patrón que las ciencias llamadas exactas.
El paradigma cuántico nos dice que todo es energía, que la información no conoce el tiempo ni el espacio, que la resonancia influencia todo, que las partículas se entrelazan o se intrincan de un modo deslocalizado.
El observador compasivo transforma lo observado y a la vez se transforma.
La partícula vuelve a ser onda cuando deja de ser observada, ondas de probabilidades que se materializarán de nuevo cuando vuelvan a ser observadas.
Cuando el cliente se despide del pasado y se entrega a la vida como es, se entrega a un campo superior de energía donde están todos los posibles y permite que su vida se transforme.
¿Cómo ha de ser el constelador?
El constelador es el catalizador de la conexión del cliente con el Gran Campo. Cuanto más entregado a Algo mas grande, o Centro vacío, o Vacío creador, más profunda y eficaz será la constelación, mayores y más rápidos serán los cambios.
Para ello, el constelador ha de haberse trabajado mucho, estar en un asentimiento total al destino como es, con un conocimiento sistémico profundo, sabiendo dejarse guiar por el campo y por el guía y controlando continuamente la posible contratransferencia.
En tu maravilloso libro reúnes a dos grandes investigadores, Bert Hellinger y Geer Hamer. ¿Cuál es su punto de conexión?
Hellinger descubrió una primera parte de la realidad sistémica de la enfermedad: la enfermedad muestra a alguien rechazado, excluido.
Hamer descubrió la realidad dual de la enfermedad: las dos fases complementarias de la enfermedad. En lo sistémico Hellinger insiste una y otra vez en que la realidad profunda de la vida viene de la reconciliación entre dos opuestos. Hamer nos muestra los dos opuestos: las enfermedades de fase activa y las enfermedades de fase de resolución. Al observar cientos de constelaciones de enfermedades, pude comprender que Hellinger había captado el significado de una de las dos fases. Y a partir de ese momento todo cobró sentido, y entendí el significado sistémico de ambas fases: la fase activa desencadenada por un rechazo nuestro, como fidelidad a un ancestro excluidor, y la fase de resolución, en la que entramos tras resolver el rechazo anterior, es una expiación, por fidelidad a un excluido. Lo sistémico da un significado profundo a la existencia de la enfermedad, como reconciliación en uno mismo de lo que uno rechazó y expió, a la vez que, por resonancia, a través de uno mismo se reconcilian ancestros perpetradores y víctimas, excluidores y excluidos.
¿Cómo puede una constelación ayudar a sanar una enfermedad física, por ejemplo, un cáncer?
Lo esencial en una enfermedad física grave es la imposibilidad de aceptar a la madre. La demostración de libro es la constelación en la que la persona está simplemente frente a su madre, hasta que la pueda aceptar. En cuanto consigue aceptarla, el cáncer desaparece en cuestión de semanas.
¿Qué resistencias suele encontrar el cliente para «decir sí a la vida» con todas sus consecuencias?
El cliente tiene fidelidades inconscientes a ancestros que lo pasaron tan mal que él no se permite pasarlo bien ni se permite disfrutar de la vida que le toca.
¿Cortar la fidelidad al clan crea culpa?
Pues sí, la culpa es el gran freno a la autonomía y a la toma de la vida. Es necesario tener mucha fuerza para poder aguantar o superar la culpa que nos produce ser distinto de la familia de origen o distinto del grupo social al que uno pertenece.
La solución es agradecer al clan todo lo que nos dio y despedirnos de él con profundo respeto. El clan entonces nos empuja a salir fuera.
¿Cómo podemos entonces «individuarnos», como diría Carl Gustav Jung, y avanzar hacia la vida?
Utilizo el concepto de individuación de la terapia sistémica familiar, concepto que se maneja a dúo con el de pertenencia. Todas nuestras vidas, y todos los grupos humanos, están atravesados por dos fuerzas contrapuestas, la de la pertenencia y la de la individuación. La primera tiene la prioridad y se opone a la individuación. Sin embargo, la evolución de la humanidad empuja al humano hacia más conciencia y más individuación, aunque esta nueva individuación esté al servicio de la creación de un nuevo subsistema y una nueva pertenencia, verbigracia los hijos que se independizan y crean su nuevo grupo familiar.
¿Cómo individuarnos?
Viviendo, más allá de la culpa y del miedo, viviendo, sin repetición, en el presente. Asumiendo todas nuestras responsabilidades, nuestras decisiones y las consecuencias de nuestros actos.
¿De dónde nos viene la fuerza para individuarnos?
La fuerza y la apertura de conciencia que la acompaña nacen de aceptarnos como somos, aceptar a todos como son, aceptar todo exactamente como es.
Muchas gracias, Brigitte. ¿Cuáles son tus próximos libros o proyectos?
Bueno, están gestándose, todavía no se puede hablar de ello… Muchas gracias a vosotros por darme esta oportunidad de comunicarme con vuestros lectores.
En su sitio web encontraréis vídeos, audios, artículos y meditaciones: www.insconsfa.com
Entrevista publicada en Revista Esfinge en febrero de 2016