Carta de Perdón y Duelo

Muchos casos se resuelven simplemente tomando conciencia. Por ejemplo, entiendo cómo era mi abuelo con mi abuela, comprendo y hago un “click interior” liberador. Pero siempre es conveniente hacer un duelo simbólico porque así nuestra mente inconsciente capta una acción física externa que mueve músculos, energía, emociones… y, por tanto, llega más a las células.

No sólo se hacen duelos de/con personas muertas, también se hacen con personas vivas, exparejas, negocios, proyectos, mascotas, situaciones… en los que hemos invertido tiempo, cariño, entusiasmo, etc.

Aunque esta palabra se suela referir a difuntos, la usaremos en sentido amplio.

Por ejemplo:
recomendaremos hacer el entierro de alguien que murió en la guerra; enterrarlas cenizas de una carta a un aborto o hermano muerto junto a un bello árbol; actos simbólicos, metafóricos o psicomágicos, como escribir una carta, leerla
en voz alta, enterrarla en una maceta, etc.

En algunos casos recomendaremos
hablar temas específicos con la familia; ver fotos; escribir los secretos y quemarlos, poner flores en un cementerio…

Cómo hacer la carta:

Cuando recomendamos hacer una carta dirigida a la persona en cuestión, la intención es expresar libremente lo que no se dijo, lo que quedó retenido, provocando una liberación y comprensión; un perdón en el sentido transpersonal. La carta no se entrega ni se envía a nadie, nadie ha de leerla, sólo el cliente, para que suelte sin miedo ni tapujos lo que siente. Siempre se hace a mano; nunca a ordenador, no se guardan fotos ni fotocopias, quedará totalmente destruida. La hacemos en tres partes:

Lo negativo.
Exponer todo lo malo, permitirse sentir rabia, asco, tristeza, llorar, insultar, describir el dolor de la experiencia crudamente, de la despedida y decir lo que nunca se dijo; sacar de dentro… Si no conocimos a la persona lo malo que vivió, lo que tuvo que soportar o vivieron sus familiares. Lo
honramos.

Lo positivo.
Expresar lo bueno, lo que hemos aprendido de esa situación o persona; sus virtudes y valores, lo que aprendimos de ella, de esa relación o situación.

Si no la conocimos, lo bueno que hizo, la vida que transmitió.

Frase ritual al final:
«Te perdono y me perdono; te libero y me libero.
Gracias y adiós.»

No importa si lo sentimos mucho o poco, es bueno escribirlo.

Cortamos, no el cariño que pueda haber, sino el programa, la etapa pasada.

Y para terminar…

  • La carta se lee en voz alta una o varias veces en la soledad, visualizando a esa persona.
  • Se quema (fuego = purificación). Y se tiran las cenizas en un lugar simbólico como un río, el mar, un árbol.
  • Ponemos una flor blanca por cada duelo o persona.
  • Es recomendable ir al lugar smbólico donde me casé; en una tumba; en el mar…